Hola chicos, soy lorena, voy a ser una nueva aqui para poner mis historias a ver que piensan, casi todos son asi tambien de fantasia. Pueden seguirme en twitter como @Loreasdf :D les voy a poner uno corto a ver que piensan:
Ella se hallaba buscando aquella persona tan importante para ella. Le quitaba el aliento en silencio cuando solamente le dirigía alguna palabra o sonrisa. Siempre se encontraba a su lado, pero esta vez, han discutido. Sus cabellos dorados se habia enmarañado, debajo de sus castaños ojos se hallaba un pequeño bulto de cansancio. Rachel había estado buscandolo desde hacía días, pero era inutil. Se habia ido de verdad. Habían discutido porque ella siempre le ocultaba cosas que para el, significaba mucho. Pero la razón por la que no quería decirle, era porque estaba completamente ilusionada con el y no podía olvidarlo. No podía decirle lo cuanto que lo amaba, lo cuanto que quería que supiera aquel secreto, pero no podía. Rachel había buscado por todas partes, había buscado por el parque que tanto amaban, el parque en el que ellos habían guardado un secreto sobre ellos. La noche que había comenzado aquel problema.
Ella se encontraba sola sentada en aquel columpio color azul, se encontraba llorando. El la había buscado desde hacía un tiempo, hasta que al fin la había encontrado. Corrió hacia ella y le dió un fuerte abrazo.
-.Todo esta bien.- le susurró.
-.No, no lo está.- dijo mientras sollozaba.
Ella se cubrió la cara con sus manos mientras trataba de detener aquellas lagrimas, el le quitó las manos y se las comenzó a quitar con sus suaves manos bronceadas. Colocó su frente contra la de ella y cierra los ojos.
-.Está muerto. No vendrá más.- dijo mientras más lagrimas se acercaban.
-.Tranquila. Vendran más. El se fue por estar inventando.-
-.Yo lo amaba, Roberth.- dijo rapidamente.
-.Lo se.- Dijo mientras volvía a cerrar los ojos.-. Pero no te pertenecía. Es todo.-
Ella se levantó para irse a descansar, el la tomó del brazo y la atrajó hacia el bruscamente, ella no podía entenderlo, pero su mente se encontraba dispersa en aquellos momentos. El la rodeó con sus fuertes brazos, haciendolo mirar fijamente a sus verdosos ojos. Se acercaba lentamente hacia ella.
-.¿Que haces?.- dijo casi en susurros.
-.Lo que tuvo que hacer desde hace mucho tiempo.- susurró.
Inmediatamente, la tiró suavemente a la arena del parque, sus mejillas bronceadas se veían ruborizadas. Rachel lo observaba perplejamente, sin saber de lo que iba a realizar. El estaba encima de ella, sus manos se habían colodado a los lados de la cabeza de ella, sus piernas, a los lados de su cuerpo. Se acercaba hacia ella lentamente, hasta que unió sus labios con los de ella. Comenzó a tocar cada parte de su cuerpo, con toda la intención pensada. Ella lo dejaba pasar. Así había comenzado todo. Al pasar las horas de esa noche, ellos se habían unido en uno solo. Sus cuerpos, con el tiempo, se moldeaban perfectamente el uno al otro, sus manos se escontraban unidas por todo el momento. Se encontraban abrazados, debajo de un pequeño tunel con el que los niños normalmente juegan en los parques. Sus cabellos estaban totalmente empapados, sus manos estaban entrelazadas. Le tocó la frente mientras se terminaba de abotonar su camisa. Se levantó rapidamente.
-.Tienes fiebre.- dijo
-.Lo se.- susurró mientras sus ojos se cerraban.
La levantó rapidamente, le acomodó rapidamente su falda, abotonó los botones de su camisa y la levantó rapidamente. Colocó sus manos sobre sus mejillas. Ella se tambaleó un poco, despues se sacudió la cabeza.
-.¿Estas bien?.- le preguntó.
-.Todo bien. Solo que me siento un poco mareada, quizá sea principio de un resfriado.-
-.Bueno, volvamos a casa. Es tarde.-
Ella se termina de acomodar mejor la falda, Roberth toma de sus pliegues de la falda, y la atrajo suavemente hacia el, acerca su cara contra la suya y pega un beso en los labios, esta vez buscando otro nivel de intensidad. Se despega rapidamente de el y voltea su cara.
-.Esto no puede ser.- daba señas en forma negativa.-. No puede estar pasando.-
-.Tranquila. Ya se me olvidará.- sonrió
-.Somos primos, Roberth. No podemos ser nada.-
-.Primos lejanos, ¿que ocurre con eso?.- respondió rapidamente.
Volvió a dar las señas de negatividad, mientras cerraba los ojos.
-.No puedo creer que no sepas.-
-.No te entiendo, Rachel. ¿De que hablas?.-
-.No ocurre nada.- suspiró.-. Solo vamonos, ¿de acuerdo?.-
-.Tranquila. Dejame ayudarte.-
Sus fuertes pero delicadas manos se deslizaron por la cintura de Rachel, la atrajo de nuevo hacia el y le plantó otro beso en sus labios carnosos. Ella se deja llevar por el momento, despues de un rato, se separa. Comienzan a caminar hasta la casa de Rachel, ya que Roberth se encontraba de visita, sus padres habían salido con sus tios, y su hermano Phillip, se había dormido de hacia rato. Los ojos de el habían cambiado de color, los verdes brillantes que ella conocía, se habían tornados a color avellanas.
-.Roberth.- dijo mientras lo detenía.
-.¿Que pasa?.- dijo suavemente.
-.No te encuentras bien.-
La miró por un tiempo curioso, luego sacudió la cabeza como si todo se le hubiera mezclado.
-.Está todo bien. Necesito un poco de descanso.-
Al llegar a la casa, inmediatamente, se dirigió al cuarto de huespedes, donde el se encontraba descansando junto con sus padres.
Despúes de esos días, todo había sido tan raro, hace tres días se habían ido. Roberth se había quedado en casa, los padres de Rachel, se habían puesto a cargo con el para llevarlo a menudo a hacerse examenes en el hospital, por los cuales, nunca le han querido decir. Esa mañana, sus padres se estaban bañando y vistiendo mientras discutían algo, Roberth se vistió rapidamente y se dirigió hacia ella.
-.¿Que tienes?.- dijo dulcemente mientras le acariciaba sus cabellos.
-.Es muy complicado.- lo había dicho tan bajo como un susurro.
-.Pues, vamos, dime.-
Se había acercado tanto a ella que podía sentir falcimente su pulso, sus ojos verdes se habían posado en los de ella. Sus manos comenzaron a toquetear de nuevo su vientre hasta su estomago. Ella se separó bruscamente de el, mientras se comenzaba a abrazar a si misma. El se acercó de nuevo y le tomó fuerte, pero dulcemente el brazo.
-.Quieres enconderme algo, Rach. ¿Por que no quieres decirme?.- su voz iba subiendo de tono, pero no tan fuerte para que el Sr. y la Sra. Davini no pudieran oirlo.-. Sabes que te quiero mucha más que como un primo, estoy preocupado por ti. Dimelo.-
-.No, Roberth. Esto no puede ser. No puedes amarme. Somos familia.-
-.¿Y que?.-
-.Roberth, no te quiero.-
Lo había dicho con tanta firmeza que hasta ella hubiera podido jurar que era de verdad. Roberth la soltó. Sus ojos se entrecerraron, no pudo mirarla de nuevo fijamente.
-.Bien. Como quieras. Me voy de esta maldita casa.-
-.No puede irte. Mis padres te van a llevar al hospital.-
-.Estoy cansado de esta mierda, Rach. No creo poder soportar otro maldito examen, la unica razón por lo que lo aceptaba con una sonrisa era para poder vivir contigo, Rach. Porque te amo y siempre lo haré.-
No pudo decir una palabra más. Queria correr e ir tras de el, pero era inutil. Sus ojos estaban inundados de lagrimas, no podía moverse. Oyó como la puerta se oyó fuertemente. Sus padres bajaron rapidamente mal vestidos, la Sra. Davini observó perplejamente a Rachel, corrió rapidamente hacia la puerta gritando el nombre de Roberth. El Sr. Davini corrió hacia Rachel y le dió una fuerte cachetada.
-.¿¡Que le has hecho?!.- gritó fuertemente.-. ¡El no puede irse a ningún lado!.-
-.Carlos.- dijo la Sra. Davini.-. Ella todavia no lo sabe. Roberth no quiere decirselo.-
El Sr. Davini miró perplejamente a Rachel, mientras esta se encontraba tirada en el suelo. La levantó bruscamente y la tomó fuertemente por los hombros, tanto que ella le dolía fuertemente.
-.¡Ve y buscalo!.- Gritó fuertemente mientras la empujaba bruscamente, por unos segundos tuvo que controlar su equilibrio.-. ¡El no puede salir!.-
Rachel salió corriendo tan rapido, que ahora, donde ella se encuentra en estos momentos, se ha dado cuenta que sus pies se encuentran descalzos. Se levantó rapidamente del columpio y comenzó a buscar rapidamente por los alrededores del parque. Corrió hasta la otra manzana donde seguía. Allí estaba. Debajo de aquel puente donde ellos habían dejado aquellos sentimientos al descubierto. Su camisa blanca estaba casi completamente manchada de sangre, sus cabellos estaban empapados y sucios. Su cara estaba totalmente pálida. Corrió rapidamente hacia el mientras sus lagrimas comenzaban a salir de nuevo. Por sus oidos le salía sangre, igual que con su nariz, boca y diferentes partes del cuerpo. Rachel comenzó a acariciarlo, tratando de limpiarlo un poco, pero era inutil. Le secó parte de la cara para mirarlo fijamente a sus ojos, se sentó junto a el mientras le plantaba un suave beso en la frente, donde sus labios se mancharon se mancharon de sangre. Comenzó a abrazarlo y acariciarlo, su vestido de piyama ya se encontraba completamente llena de sangre.
-.Roberth.- dijo mientras se secaba sus lagrimas, manchando parte de su cara con sangre.-. Despierta. Por favor.-
-.¿Rach?.- susurró.
Tosió un poco, escupió gran parte de su boca sangre, ella lo ayudó a quitarle mas de la cara.
-.Vamos al hospital. Te acompañaré.-
-.Es inutil.- se le veía facilmente que sus ojos comenzaban a aparecer lagrimas.-. Dejame morir por una vez. Estoy acabado.-
-.No, no lo estas.- mas lagrimas salían de sus ojos.-. Estoy aqui contigo, todo puede salir bien.-
-.Tengo alzheimer, Rachel.- unas lagrimas comenzaban a salir de sus ojos.
-. No me importa.- sonrió tristemente.
-.Eso no es todo.- dijo instantaneamente.-. Tengo tambien una extraña enfermedad. Los doctores no pueden con ella. Por eso no podía salir.-
-.¡Pero estas vivo! ¡Estas vivo, aqui conmigo!.-
-.No por mucho tiempo...- dijo mientras cerraba sus ojos verdes.
Rachel comenzó a agitarlo bruscamente para despetarlo, lo levantó rapidamente, con la poca fuerza que tenía. Corrió hacia la esquina y llamó rapidamente un taxi, ninguno quería llevarlos. Un carro color blanco se paró al verlos.
-.Pasen.- dijo la mujer que conducía.-. Yo los llevaré.-
-.Gracias.- susurró mientras subía llorando.
La mujer los llevó tan rapido como pudo hasta el hospital, donde allí se paró y los ayudó a llevarlo. Las enfermeras llevaron rapidamente a Roberth como pudieran, todo los que les restaba, era esperar.
-. Muchas gracias.- le repitió a la mujer.-. No la entiendo, de verdad. Ni siquiera un taxi querría llevarnos, y ustes ha tenido la amabilidad de llevarnos sin decir nada, hemos hasta manchado su tapicería.- Dijo mientra se tocaba su vestido piyama.
La mujer solo sonrió.
-. Cariño, Dios es perfecto.- mientras sonreía de oreja a oreja.-. Pude sentir como ustedes me necesitaban. Es pobre chico estaba muriendo, y algo en mi mente hizo que yo los quisiera ayudar. Por eso estoy aqui.-
En ese momento, varias enfermeras se dirigen a Rachel, se encontraban calladas.
-.El pobre...- no podía terminar las palabras.-. Es muy dificil que sobreviva.- inguna podía mirar a Rachel.
A Rachel se le llenaba los ojos de lagrimas de nuevo, le tomó fuertemente sus brazos a los de la enfermera.
-.¡Hagan lo que pueda! Por favor....- se secó las lagrimas que no dejaban que hablara.-. Les doy lo que quiera de dinero, ese no es mi problema. No dejen que muera por favor, el lo es todo para mi.
-.Tiene una extraña enfermedad.- intervino una enfermera tristemente.-. Ha perdido mucha sangre... Si hubiera alguna persona que le pasara sangre o algo asi..-
-.Yo lo hago.- dijo rapidamente.
-.Cariño, eres menor de edad.- dijo tristemente.
-. Entonces yo lo haré.- La mujer que los había ayudado lo había dicho con una sonrisa.
-. No puede...- dijo Rachel
-.Claro que si.- volvió a sonreir.- Como te dije, he venido para ayudarte. Quieres que el viva y si tu le ayudas, la que podría morir eres tu. Soy una mujer que vive sola, ya que toda mi familia murió en un accidente. Yo deseo ayudarte.-
-.Sigame.- dijo la enfermera.
Rachel no podía hablr de nuevo, sus ojos se encontraban hinchados ya de tanto llorar, y aunque quisiera hablar, su voz se le quebraba al solo abrir la boca. La mujer le sonrió por ultima vez y se dirigió hacia donde las enfermeras le señalaban. Al cabo de unas horas, una enfermera llegó.
-. La señora Teresa ha sobrevivido.- sonrió.-. En cuanto a el chico....-
-.¿Que ocurre?.- dijo rapidamente.
-.Está en delicadas condiciones. Tiene alzheimer, de todas maneras morirá.-
-. Si fuera a morir.- dijo Rachel.-. Moriría a mi lado.- una cuantas lagrimas salieron.
-.Sigame.- dijo secamente
Rachel siguió rapidamente a la enfermera. Al llegar el estaba allí, se encontraba respirando dificultadamente, en sus oidos tenía algodones en caso de sangrar de nuevo. Tenía tres cobijas encima de el. Rachel corrió hacia el y lo abrazó suavemente para que no le doliera. La mano de Roberth se movía lentamente hasta encontrarse con la de Rachel, donde la apretujó hasta donde su fuerza le dejaba.
-.Ella...- dijo suavemente.
-.¿Ella?.- dijo Rachel.
-. Sobrevivió. Al cabo de un rato... falleció.-
-.No puede...- se tapó la boca mientras unas cuantas lagrimas salían.
-.La vinieron a buscar. Igual que a mi.- sonrió aún con sus ojos cerrados.
-.¿Quien?.- dijo suavemente.
Abrió los ojos suavemente y señaló hasta una figura de yeso de Jesús.
-.El.-
-.Pero no quieres irte.- otras lagrimas salían.
-.Dice que es lo mejor. Será peor.- sonrió de nuevo.-. Estoy viendo a Santiago, junto con Amy.- unas lagrimas salieron de sus ojos.
Al igual que Santiango, Amy también se encontraba muerta. Santiago era el antiguo novio de Rachel, donde ella hace una semana estaba llorando por el. Amy, era la hermanita de Roberth que había muerto en un accidente de autos.
-.Pero tu no te iras, ¿verdad?.- dijo dulcemente
-.Debo irme, Rach.- dijo dulcemente mientras le daba por ultima vez un beso en los labios.-. Adios.-
Y al pronunciar aquellas palabras, Rach oyò el sonido de su coorazon mientras las lagrimas brotaban.
Ella se hallaba buscando aquella persona tan importante para ella. Le quitaba el aliento en silencio cuando solamente le dirigía alguna palabra o sonrisa. Siempre se encontraba a su lado, pero esta vez, han discutido. Sus cabellos dorados se habia enmarañado, debajo de sus castaños ojos se hallaba un pequeño bulto de cansancio. Rachel había estado buscandolo desde hacía días, pero era inutil. Se habia ido de verdad. Habían discutido porque ella siempre le ocultaba cosas que para el, significaba mucho. Pero la razón por la que no quería decirle, era porque estaba completamente ilusionada con el y no podía olvidarlo. No podía decirle lo cuanto que lo amaba, lo cuanto que quería que supiera aquel secreto, pero no podía. Rachel había buscado por todas partes, había buscado por el parque que tanto amaban, el parque en el que ellos habían guardado un secreto sobre ellos. La noche que había comenzado aquel problema.
Ella se encontraba sola sentada en aquel columpio color azul, se encontraba llorando. El la había buscado desde hacía un tiempo, hasta que al fin la había encontrado. Corrió hacia ella y le dió un fuerte abrazo.
-.Todo esta bien.- le susurró.
-.No, no lo está.- dijo mientras sollozaba.
Ella se cubrió la cara con sus manos mientras trataba de detener aquellas lagrimas, el le quitó las manos y se las comenzó a quitar con sus suaves manos bronceadas. Colocó su frente contra la de ella y cierra los ojos.
-.Está muerto. No vendrá más.- dijo mientras más lagrimas se acercaban.
-.Tranquila. Vendran más. El se fue por estar inventando.-
-.Yo lo amaba, Roberth.- dijo rapidamente.
-.Lo se.- Dijo mientras volvía a cerrar los ojos.-. Pero no te pertenecía. Es todo.-
Ella se levantó para irse a descansar, el la tomó del brazo y la atrajó hacia el bruscamente, ella no podía entenderlo, pero su mente se encontraba dispersa en aquellos momentos. El la rodeó con sus fuertes brazos, haciendolo mirar fijamente a sus verdosos ojos. Se acercaba lentamente hacia ella.
-.¿Que haces?.- dijo casi en susurros.
-.Lo que tuvo que hacer desde hace mucho tiempo.- susurró.
Inmediatamente, la tiró suavemente a la arena del parque, sus mejillas bronceadas se veían ruborizadas. Rachel lo observaba perplejamente, sin saber de lo que iba a realizar. El estaba encima de ella, sus manos se habían colodado a los lados de la cabeza de ella, sus piernas, a los lados de su cuerpo. Se acercaba hacia ella lentamente, hasta que unió sus labios con los de ella. Comenzó a tocar cada parte de su cuerpo, con toda la intención pensada. Ella lo dejaba pasar. Así había comenzado todo. Al pasar las horas de esa noche, ellos se habían unido en uno solo. Sus cuerpos, con el tiempo, se moldeaban perfectamente el uno al otro, sus manos se escontraban unidas por todo el momento. Se encontraban abrazados, debajo de un pequeño tunel con el que los niños normalmente juegan en los parques. Sus cabellos estaban totalmente empapados, sus manos estaban entrelazadas. Le tocó la frente mientras se terminaba de abotonar su camisa. Se levantó rapidamente.
-.Tienes fiebre.- dijo
-.Lo se.- susurró mientras sus ojos se cerraban.
La levantó rapidamente, le acomodó rapidamente su falda, abotonó los botones de su camisa y la levantó rapidamente. Colocó sus manos sobre sus mejillas. Ella se tambaleó un poco, despues se sacudió la cabeza.
-.¿Estas bien?.- le preguntó.
-.Todo bien. Solo que me siento un poco mareada, quizá sea principio de un resfriado.-
-.Bueno, volvamos a casa. Es tarde.-
Ella se termina de acomodar mejor la falda, Roberth toma de sus pliegues de la falda, y la atrajo suavemente hacia el, acerca su cara contra la suya y pega un beso en los labios, esta vez buscando otro nivel de intensidad. Se despega rapidamente de el y voltea su cara.
-.Esto no puede ser.- daba señas en forma negativa.-. No puede estar pasando.-
-.Tranquila. Ya se me olvidará.- sonrió
-.Somos primos, Roberth. No podemos ser nada.-
-.Primos lejanos, ¿que ocurre con eso?.- respondió rapidamente.
Volvió a dar las señas de negatividad, mientras cerraba los ojos.
-.No puedo creer que no sepas.-
-.No te entiendo, Rachel. ¿De que hablas?.-
-.No ocurre nada.- suspiró.-. Solo vamonos, ¿de acuerdo?.-
-.Tranquila. Dejame ayudarte.-
Sus fuertes pero delicadas manos se deslizaron por la cintura de Rachel, la atrajo de nuevo hacia el y le plantó otro beso en sus labios carnosos. Ella se deja llevar por el momento, despues de un rato, se separa. Comienzan a caminar hasta la casa de Rachel, ya que Roberth se encontraba de visita, sus padres habían salido con sus tios, y su hermano Phillip, se había dormido de hacia rato. Los ojos de el habían cambiado de color, los verdes brillantes que ella conocía, se habían tornados a color avellanas.
-.Roberth.- dijo mientras lo detenía.
-.¿Que pasa?.- dijo suavemente.
-.No te encuentras bien.-
La miró por un tiempo curioso, luego sacudió la cabeza como si todo se le hubiera mezclado.
-.Está todo bien. Necesito un poco de descanso.-
Al llegar a la casa, inmediatamente, se dirigió al cuarto de huespedes, donde el se encontraba descansando junto con sus padres.
Despúes de esos días, todo había sido tan raro, hace tres días se habían ido. Roberth se había quedado en casa, los padres de Rachel, se habían puesto a cargo con el para llevarlo a menudo a hacerse examenes en el hospital, por los cuales, nunca le han querido decir. Esa mañana, sus padres se estaban bañando y vistiendo mientras discutían algo, Roberth se vistió rapidamente y se dirigió hacia ella.
-.¿Que tienes?.- dijo dulcemente mientras le acariciaba sus cabellos.
-.Es muy complicado.- lo había dicho tan bajo como un susurro.
-.Pues, vamos, dime.-
Se había acercado tanto a ella que podía sentir falcimente su pulso, sus ojos verdes se habían posado en los de ella. Sus manos comenzaron a toquetear de nuevo su vientre hasta su estomago. Ella se separó bruscamente de el, mientras se comenzaba a abrazar a si misma. El se acercó de nuevo y le tomó fuerte, pero dulcemente el brazo.
-.Quieres enconderme algo, Rach. ¿Por que no quieres decirme?.- su voz iba subiendo de tono, pero no tan fuerte para que el Sr. y la Sra. Davini no pudieran oirlo.-. Sabes que te quiero mucha más que como un primo, estoy preocupado por ti. Dimelo.-
-.No, Roberth. Esto no puede ser. No puedes amarme. Somos familia.-
-.¿Y que?.-
-.Roberth, no te quiero.-
Lo había dicho con tanta firmeza que hasta ella hubiera podido jurar que era de verdad. Roberth la soltó. Sus ojos se entrecerraron, no pudo mirarla de nuevo fijamente.
-.Bien. Como quieras. Me voy de esta maldita casa.-
-.No puede irte. Mis padres te van a llevar al hospital.-
-.Estoy cansado de esta mierda, Rach. No creo poder soportar otro maldito examen, la unica razón por lo que lo aceptaba con una sonrisa era para poder vivir contigo, Rach. Porque te amo y siempre lo haré.-
No pudo decir una palabra más. Queria correr e ir tras de el, pero era inutil. Sus ojos estaban inundados de lagrimas, no podía moverse. Oyó como la puerta se oyó fuertemente. Sus padres bajaron rapidamente mal vestidos, la Sra. Davini observó perplejamente a Rachel, corrió rapidamente hacia la puerta gritando el nombre de Roberth. El Sr. Davini corrió hacia Rachel y le dió una fuerte cachetada.
-.¿¡Que le has hecho?!.- gritó fuertemente.-. ¡El no puede irse a ningún lado!.-
-.Carlos.- dijo la Sra. Davini.-. Ella todavia no lo sabe. Roberth no quiere decirselo.-
El Sr. Davini miró perplejamente a Rachel, mientras esta se encontraba tirada en el suelo. La levantó bruscamente y la tomó fuertemente por los hombros, tanto que ella le dolía fuertemente.
-.¡Ve y buscalo!.- Gritó fuertemente mientras la empujaba bruscamente, por unos segundos tuvo que controlar su equilibrio.-. ¡El no puede salir!.-
Rachel salió corriendo tan rapido, que ahora, donde ella se encuentra en estos momentos, se ha dado cuenta que sus pies se encuentran descalzos. Se levantó rapidamente del columpio y comenzó a buscar rapidamente por los alrededores del parque. Corrió hasta la otra manzana donde seguía. Allí estaba. Debajo de aquel puente donde ellos habían dejado aquellos sentimientos al descubierto. Su camisa blanca estaba casi completamente manchada de sangre, sus cabellos estaban empapados y sucios. Su cara estaba totalmente pálida. Corrió rapidamente hacia el mientras sus lagrimas comenzaban a salir de nuevo. Por sus oidos le salía sangre, igual que con su nariz, boca y diferentes partes del cuerpo. Rachel comenzó a acariciarlo, tratando de limpiarlo un poco, pero era inutil. Le secó parte de la cara para mirarlo fijamente a sus ojos, se sentó junto a el mientras le plantaba un suave beso en la frente, donde sus labios se mancharon se mancharon de sangre. Comenzó a abrazarlo y acariciarlo, su vestido de piyama ya se encontraba completamente llena de sangre.
-.Roberth.- dijo mientras se secaba sus lagrimas, manchando parte de su cara con sangre.-. Despierta. Por favor.-
-.¿Rach?.- susurró.
Tosió un poco, escupió gran parte de su boca sangre, ella lo ayudó a quitarle mas de la cara.
-.Vamos al hospital. Te acompañaré.-
-.Es inutil.- se le veía facilmente que sus ojos comenzaban a aparecer lagrimas.-. Dejame morir por una vez. Estoy acabado.-
-.No, no lo estas.- mas lagrimas salían de sus ojos.-. Estoy aqui contigo, todo puede salir bien.-
-.Tengo alzheimer, Rachel.- unas lagrimas comenzaban a salir de sus ojos.
-. No me importa.- sonrió tristemente.
-.Eso no es todo.- dijo instantaneamente.-. Tengo tambien una extraña enfermedad. Los doctores no pueden con ella. Por eso no podía salir.-
-.¡Pero estas vivo! ¡Estas vivo, aqui conmigo!.-
-.No por mucho tiempo...- dijo mientras cerraba sus ojos verdes.
Rachel comenzó a agitarlo bruscamente para despetarlo, lo levantó rapidamente, con la poca fuerza que tenía. Corrió hacia la esquina y llamó rapidamente un taxi, ninguno quería llevarlos. Un carro color blanco se paró al verlos.
-.Pasen.- dijo la mujer que conducía.-. Yo los llevaré.-
-.Gracias.- susurró mientras subía llorando.
La mujer los llevó tan rapido como pudo hasta el hospital, donde allí se paró y los ayudó a llevarlo. Las enfermeras llevaron rapidamente a Roberth como pudieran, todo los que les restaba, era esperar.
-. Muchas gracias.- le repitió a la mujer.-. No la entiendo, de verdad. Ni siquiera un taxi querría llevarnos, y ustes ha tenido la amabilidad de llevarnos sin decir nada, hemos hasta manchado su tapicería.- Dijo mientra se tocaba su vestido piyama.
La mujer solo sonrió.
-. Cariño, Dios es perfecto.- mientras sonreía de oreja a oreja.-. Pude sentir como ustedes me necesitaban. Es pobre chico estaba muriendo, y algo en mi mente hizo que yo los quisiera ayudar. Por eso estoy aqui.-
En ese momento, varias enfermeras se dirigen a Rachel, se encontraban calladas.
-.El pobre...- no podía terminar las palabras.-. Es muy dificil que sobreviva.- inguna podía mirar a Rachel.
A Rachel se le llenaba los ojos de lagrimas de nuevo, le tomó fuertemente sus brazos a los de la enfermera.
-.¡Hagan lo que pueda! Por favor....- se secó las lagrimas que no dejaban que hablara.-. Les doy lo que quiera de dinero, ese no es mi problema. No dejen que muera por favor, el lo es todo para mi.
-.Tiene una extraña enfermedad.- intervino una enfermera tristemente.-. Ha perdido mucha sangre... Si hubiera alguna persona que le pasara sangre o algo asi..-
-.Yo lo hago.- dijo rapidamente.
-.Cariño, eres menor de edad.- dijo tristemente.
-. Entonces yo lo haré.- La mujer que los había ayudado lo había dicho con una sonrisa.
-. No puede...- dijo Rachel
-.Claro que si.- volvió a sonreir.- Como te dije, he venido para ayudarte. Quieres que el viva y si tu le ayudas, la que podría morir eres tu. Soy una mujer que vive sola, ya que toda mi familia murió en un accidente. Yo deseo ayudarte.-
-.Sigame.- dijo la enfermera.
Rachel no podía hablr de nuevo, sus ojos se encontraban hinchados ya de tanto llorar, y aunque quisiera hablar, su voz se le quebraba al solo abrir la boca. La mujer le sonrió por ultima vez y se dirigió hacia donde las enfermeras le señalaban. Al cabo de unas horas, una enfermera llegó.
-. La señora Teresa ha sobrevivido.- sonrió.-. En cuanto a el chico....-
-.¿Que ocurre?.- dijo rapidamente.
-.Está en delicadas condiciones. Tiene alzheimer, de todas maneras morirá.-
-. Si fuera a morir.- dijo Rachel.-. Moriría a mi lado.- una cuantas lagrimas salieron.
-.Sigame.- dijo secamente
Rachel siguió rapidamente a la enfermera. Al llegar el estaba allí, se encontraba respirando dificultadamente, en sus oidos tenía algodones en caso de sangrar de nuevo. Tenía tres cobijas encima de el. Rachel corrió hacia el y lo abrazó suavemente para que no le doliera. La mano de Roberth se movía lentamente hasta encontrarse con la de Rachel, donde la apretujó hasta donde su fuerza le dejaba.
-.Ella...- dijo suavemente.
-.¿Ella?.- dijo Rachel.
-. Sobrevivió. Al cabo de un rato... falleció.-
-.No puede...- se tapó la boca mientras unas cuantas lagrimas salían.
-.La vinieron a buscar. Igual que a mi.- sonrió aún con sus ojos cerrados.
-.¿Quien?.- dijo suavemente.
Abrió los ojos suavemente y señaló hasta una figura de yeso de Jesús.
-.El.-
-.Pero no quieres irte.- otras lagrimas salían.
-.Dice que es lo mejor. Será peor.- sonrió de nuevo.-. Estoy viendo a Santiago, junto con Amy.- unas lagrimas salieron de sus ojos.
Al igual que Santiango, Amy también se encontraba muerta. Santiago era el antiguo novio de Rachel, donde ella hace una semana estaba llorando por el. Amy, era la hermanita de Roberth que había muerto en un accidente de autos.
-.Pero tu no te iras, ¿verdad?.- dijo dulcemente
-.Debo irme, Rach.- dijo dulcemente mientras le daba por ultima vez un beso en los labios.-. Adios.-
Y al pronunciar aquellas palabras, Rach oyò el sonido de su coorazon mientras las lagrimas brotaban.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu opinion, punto de vista, sugerencia o un simple saludo! Te gusto la entrada? Que modificarias? Tomamos en cuenta TODOS los comentarios!