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miércoles, 29 de febrero de 2012

One Shoot: Si el fuego viene, el hielo se interpone.

 Ehh!! Soy Luii, ahora vengo a subir otro One Shoot que es de Lore, que ella no lo puede subir no se por que razon :S Asi que se los dejo, de verdad esta hermoso :3

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  Me habia retrasado un poco el día de la escuela, hacía 10 minutos que había sonado la campana, así que había comenzado a correr. Hacía una semana que habíamos comenzado las clases; por motivos familiares, había retrasado un poco los días, por lo que no sabía en que clase me encontraba en esos momentos. Al fin y al cabo, encontré las clases.
Estaba pensando en volver a comenzar lo mismo, pensaba la mayor parte del tiempo despierta tratando de escuchar las otras clases, en los chicos con los que me encontraba decepcionada. Pensaba no volver a enamorarme en una persona sabiendo que terminaria mal, como habia terminado siempre.
Al entrar a clases, la primera cara que vi, me impresioné. Altura media, de cabellos dorados con unos ojos grises, piel blanca como la nieve. Su cara demostraba ternura, inmensamente. En sus ojos podía verse facilmente como se sentía, aquellos ojos tan grandes delataban como se sentía; nervios, miedo, tristeza, felicidad. Quedamos mirandonos perplejamente no se por cuanto tiempo, pensé que fueron por horas. Aunque solo fueron unos segundos. Sacudí mi cabeza suavemente para disimular, le entregué el pase al profesor, mientras me sentaba a ponerme al día con amigas que hacía meses que no les veía la cara; tales como Victoría, Valeria y Maríana, que se encontraban conmigo en esta clase. Mariana, siempre a mi lado, en cualquier momento, nos ibamos a la cantina a comprar comida en el cambio de hora o en el receso. Ella me ayudaba en pequeñas cosas de estudio, ya que desgraciadamente, eramos un tanto vagas en cosas muy tontas. Mientras las demás me contaban sobre como había sido en sus vacaciones, yo solo miraba aquellos ojos que tambien me observaban de reojo. Al fin y al cabo, había llegado el receso. Solté mis cabellos negros y los alboroté un poco, dejandolos al aire por un rato. Salí con mis amigas a comer, donde me encontré con los demas; Rafael, David y Andres. Podía observar una buena vista de el, se encontraba jugando con unos compañeros de clases al futbol. Sus cabellos dorados se encontraban alborotados, se podía ver facilmente lo tanto que amaba ese deporte. De pronto, volví a recapacitar: no iba a volver a enamorarme hasta asegurarme que no volvería a estar depresiva por un tiempo, hacía poco que acababa de pasarla por ultima vez. Al cabo de un rato, el chico terminó de jugar e hizo la fila para comprar su desayuno. Podía ver de reojo como su mirada buscaba de la mía. El resto del día, pasó muy lento. Los profesores me preguntaban como podía hacer para ponerme al día con los otros días que había perdido. Al fin y al cabo, una de las chicas me prestó sus apuntes. Al final del día, me apresuré a salir del colegio. Lo unico que necesitaba, era no pensar en aquel chico. Dibujé un poco, hasta darme por vencida, hice mis aseos personales y dormí, tratando de pensar como no cruzarme con aquella persona que siquiera conocía su nombre.
Al otro día, me acicalé mis cabellos, dejandolos al aire de nuevo, me coloqué una camisa blanca totalmente y unos jeans (en donde estudiaba no le importaba lo que nos pusieramos, con tal que no fuera algo tan exagerado), unas converse blancas y salí. Al llegar, me acerqué a mi grupo, donde una de ellas hablaba sobre que había pasado con su novio, mientras las otras se imaginaban cosas y se reían. La ultima que de nuestro grupo que llegó, fue Victoria, ya que siempre desafiaba a los directores de aquella institución. Llevaba puestos unas bermudas negras con una camisa blanca adornada de una calavera en el medio, y una chaqueta negra, gomas negras con incrustaciones. Llegaba como siempre, con su sonrisa de oreja a oreja, esperando que le dijeran alguna palabra los directores. Los demas se vestía como siempre. Mariana siempre vestía con una camisa larga sencilla y unos jeans, tambien converse. Valeria siempre utilizaba falda con una camisa y sandalias. Victoria llega hacia mi y me da un fuerte abrazo, con su saludo alegremente de todos los días. Sonó el timbre para entrar a clases, como siempre, nos demorabamos un tiempo hablando, cuando al fin nos pusimos en marcha hacia clases. Teníamos clases de castellano, la profesora, como siempre, con sus cabellos planchados colos rojo fuego, sus ojos pintados de una forma exagerada para aumentar el tamaño de sus ojos, su cuerpo bien figurado. No aumentaba de unos 24 años. Siempre sus clases me eran aburridas. Despues de clases, mis amigos se adelantaron para bajar. Recogí mis cosas, al salir, el estaba allí, sonrió dulcemente, sus ojos me quitaron la respiración. Desvié la mirada rapidamente mientras sonreía.
-.Pasa.- dijo dulcemente
Le sonreí. Salí rapidamente hacia donde estaba mis amigos, no quise voltear siquiera a volverle a ver la cara de nuevo. Al llegar a mis amigos, jalé rapidamente a Victoria, comenzamos a hablar de algunas cosas que me habían pasado ultimamente, hasta al pasar enfrente de el, ella le saludó.
-.¿Quien es?.- le dije
-.Se llama Gabriel, no hablo mucho con el, es muy tímido.- sacudío su cuerpo.-. Me saca de quicio.-
Me hizo reír.
-.¿Por que?.- dije tratando de sacar un poco mas de el.
-.Saca de tema rapidamente. No se, no tengo mucha paciencia con gente así.- hizo una pausa.-. ¿Por que? ¿Te gusta?.- dijo con la sonrisa de oreja a oreja.
-.No, para nada.- dije mintiendome también a mi misma en esos momentos.-. Es que es una cara nueva, no me llama la atención.- alzé los hombros.
Esa fue la unica conversación sobre el en todos esos días. Alguna que otra vez, nos mirabamos de reojo, en esos momentos, todavía me mentía de que no estaba interesada en el, aunque en parte, sabía muy bien que si lo estaba. Muy pocas veces hablabamos, y cuando lo hacíamos, eran conversaciones muy cortas, ya que sus amigos siempre lo rodeaban. Hasta que al fin en el pasar de los meses, me di por vencida y dije: "Si, me gusta" para mi misma.
La diferencia de las demás personas, es que Gabriel era muy tímido, era de esos hombres que sabía muy bien como tratar a las mujeres. Sus amigos no lo trataban lo suficientemente como se merece. Fue en uno de esos días cuando empeoré.
Siempre me daban dolores, pero en esos ultimos 2 años, los dolores se hacia cada vez más y más peores. Siempre los callaba con una sonrisa o simplemente hablando con mi familia. "Rayos" pensaba para mis adentros, lo único que siempre me ha sanado, es solo verlo a el con una sonrisa, mientras hablaba con otros a metros de distancia. Sus ojos grisaceos siempre se han encontrado con los mios, eso eran las unicas señales que me daban. Al poco tiempo de terminar el año, pensé que sería buena idea decirle lo que pensaba sobre el, no hablaba tanto con el, simplemente lo miraba, asi que, ¿que sospecharía?. En una de las clases le llamé, pensaba que sería el momento perfecto, que sería la primera persona que me haría feliz con tan solo decirme un "Si o "Tal vez", en cuanto le dije, el solo suspiró.
-.Lo sabía.- dijo tranquilamente.
Aquellas dos palabras inundaron mi mente por unos días, pensaba de nuevo lo mismo, no estaba lista todavía. En un par de días, toda la institución se enteró de que estaba completamente enamorada de el, como siempre he sido fuerte en situaciones en público, no me significaba para nada lo que pensaban los demás de mi, mis amigas siempre me han felicitado por eso. Siempre pasaba con la frente en alto, la mayoría de las veces el grupo de el se encontraba por ahí, donde me preguntaban y me burlaban, simplemente, sonreía ligeramente, mientras un dolor fuerte me invadía el cuerpo. Mis cabellos, como siempre negros completamentes, en el aire, tapaban de vez en cuando mi cara, cuando había situaciones que no sabía que responder o hacer.
En el pasar de los años, supe que no gustaba de el. Ni nunca lo haría. Victoria me ayudaba a dar la cara normalmente, ya que siempre había sido la mano dura de el grupo, mi alentadora en momentos difíciles, en momentos que no sabría que hacer. Otras veces, sucedieron momentos en el que Victoria respondía, en momentos que no deseé nunca más recordar, pero que siempre rondaban en mi cabeza. Momentos en los que Gabriel sufrió, lo se, momentos que por esa razón, sus amigos cambiaron el parecer de el, todo gracias a mi.
Con el tiempo, tuve parejas, si, pero nunca tomaron el mando de el. Recuerdo que alguien casi lo hacía, hasta el momento que me estaba enamorando, olvidando a Gabriel, dijo:
-.Lo siento.- hizo una pausa.-. No creo que esto funcione, deberé irme muy a menudo de aquí. Esto no funcionará así.- repitió.
No lograba decir nada, había pensado que era muy perfecto para que siguiera así por tanto tiempo. Otra vez a lo mismo, pero era cierto. Gabriel era la persona que quería de verdad, de una manera única, lo unico que le logre decir en aquel momento despues de pensar, fue un "Ok" mientras me tragaba todo el llanto que iba a hacer. Le colgué sin decirle más nada durante unos meses, supe que no habría otra persona más en mi vida que Gabriel. Otras personas seguían apareciendo, pero no era realmente gustar o querer, simplemente me deseaban. Seguía mirandole de reojo en las clases, ya que seguía estudiando conmigo, como lo había estado, había veces que maldecía por dentro preguntandome por que el destino quería que siguiera estudiando con el, sabiendo que lo unico que quería en esos momentos era olvidarlo. Me mantenía distraída con tal de que no lo recordara con un tiempo. A los pocos días, un fuerte dolor cerca de la boca del estómago tomaba mando de mi cuerpo, hacía que llorara en silencio, ya que nunca había tenido el valor de decirle a mi familia lo mal que me encontraba, sabiendo que lo que haría es molestarlos o simplemente, gastar fondos que muy poco tenía. En las clases, me arrecostaba y cerraba los ojos fuertemente para tratar de olvidar aquellos dolores. En uno de esos días, Valeria me da dos toques en el hombro, haciendome levantar rapidamente.
-.¿Sueño?.- dijo sonriendo
-.Ese profesor nunca me ha gustado como da la clase.- alzé los hombros, lo suficiente para poder sentir el dolor de nuevo fuertemente. Suspiré.
Pude ver como Gabriel miraba de reojo, se le veía en sus ojos un toque de preocupación. En una noche de esos días, me llevaron de emergencias al hospital, donde me dieron calmantes para que me relajara el dolor, de allí no supe más de esa noche.
Al despertar, me dí cuenta que estaba acostada en mi cama, eran exactamente las cinco de la madrugada, hora exacta para despertarme de nuevo y vestirme para ir a la institucion. Mi madre me miraba sorprendida, preguntandome si iría al colegio despues de una noche de esas, donde ella, se sentía extremadamente cansada. Yo solamente le asentí y le sonreí. Al llegar a la institución, estaba Gabriel. Se sentó aparte de sus amigos. Sus ojos grisaceos mostraban lo desanimado que se encontraba, suspiraba largamente, mientras sus "amigos" se encontraban aparte de el, sonriendo y hablando alegremente, algunos de ellos se carcajeaban entre si. Maldecí a sus amigos, supe que en ese tipo de amigos, era el dicho "Con amigos así, para que tener enemigos". En uno de los recesos, gabriel se sentó aparte de sus amigos, al lado de un compañero de clases que muy pocas veces hablaba con el, se encontraba hablando con unos amigos. Gabriel suspiró otra vez y apoyó sus codos en sus piernas. Quería acercarmele y preguntarle como se sentía, aunque, era ridículo que para gente que esa persona lo había rechazado, era incomodo acercarse para preguntarle como se sentía. Me le acerqué a Victoría, que estaba hablaba con uno de sus grupos alegremente, como siempre.
-.Mira hacia alla.- le dije señalando disimuladamente.
-.¿Quien?.-
Al mover su cabeza bruscamente hacia Gabriel ella hizo un "Ah" comprendiendo.
-.Acercate a el. Necesita ayuda. De verdad.- alzé los hombros.
Victoria se levantó de aquel grupo y se sienta al lado de Gabriel, donde estuvo un buen rato hablando allí. Hubo un tipo de oración despues de ese momento, me senté al lado de unas amigas, al mirar disimuladamente al otro lado, Gabriel estaba allí con la pose habitual donde estaba hacía un tiempo. Suspiré. Vi como Victoria se acercaba a mi lado, se sentó junto a mi.
-. Ya hablé con el.- dijo tan alto para que los demás lo oyeran.
Hice un gesto de momento incomodo, podía sentir como Gabriel escuchaba atentamente, mientras miraba disimuladamente hacia nosotras.
-.¿Si?.- dije secamente.
-.Dice que tiene muchos problemas, lo tienen muy mal.- alzó los hombros.
-. Ah ok.- fue todo lo que pude decir, mientras me mataba por dentro mientras ella hablaba tan fuertemente para que lo oyera.
Despues de aquella reunión, fuí a clases de nuevo. Habían ocupado mi asiento habitual, así que me senté casi al fondo, Gabriel estaba a mi lado.
-.Hola.- dijo alegremente.
Yo le sonreí y le hize un gesto de saludo, fue todo lo que pude hacer. Al mirarlo, movió con los labios diciendome algo, lo entendí todo: "Gracias". Me volvió a sonreír. Aquello me había cortado el aliento completamente, le hice un gesto diciendo "de nada" y me volteé rapidamente, tratando de tener de nuevo mi respiración normal de nuevo. Escuché la clase, aunque en mi cabeza lo unico que rondaba era ese "Gracias". Al terminar la clase, como siempre, recogí mis cosas con calma, quedando casi de ultima como siempre. Al voltearme, Gabriel estaba en frente de mi. Su mano había posado en mi mejilla, acercandose lentamente, me plantó un beso en la frente. Sentí como si el mundo volara alrededor de nosotros. Duró como el primer día que lo vi, una eternidad para mi. Me sonrió de nuevo dulcemente, donde sus ojos grisaceos estaban posados en los mios fijamente. Le sonreí de vuelta. Salí rapidamente, como de costumbre.
Al llegar a mi hogar, el mundo se me nubló. Caí al piso, las fuerzas se me habían desvanecido, medí mi pulso con la poca fuerza, este se estaba debilitando. Trataba de decir alguna palabra, era inutil.
Cuando mis ojos se comenzaban a cerrar, observe dificultadamente como mi madre abría rapidamente la puerta, donde llamó a mi padre y me subió a el auto. Al volver a despertar, tenía un tubo que adentraba oxigeno mediante mi nariz. Trataba de hablar pero era inutil. Giré dificultadamente a ver como se encontraba mi pulso: demasiado debil. Pensaba que iba a durar mucha mas de mi corta vida, de verdad. No estaba lista para dejar objetivos que no tenía listos, aunque al fin me di por vencida. Comenzaba a cerrar los ojos, despidiendome del mundo. Pude ver como Gabriel entró a la habitación junto con Victoria y las demás. Estos me saludaron tristemente, sonreí hasta donde mis fuerzas me dejaban. Gabriel me observaba fijamente con sus ojos grises. Me giré hacia Victoria, esta me guiñó el ojo tristemente, empujó bruscamente a los demás sacandolos de la habitación, dejandonos a Gabriel y a mi solos.
-.¿Como pasó?.- dijo tristemente. Buscó la silla y la acercó hacia mi. Se sentó a mi lado.
-.Supongo que esto te dejará como enseñanza que debes decirle a los demás como te sientes realmente.- mi voz se quebraba cuando hablaba.
La mano de Gabriel comenzó a acariciar mi mejilla, se acercó a mi, apoyando suavemente su frente contra la mia.
-.Perdoname por todo lo que te dejado pasar.- dijo con sus ojos grises posados en los mios.
-.Es por mi culpa por enamorarme de la persona equivocada.-
-.No.- dijo instantaneamente.-. En el momento equivocado.- sonrió ligeramente.-. No nos habiamos conocido completamente.-
-.Ni siquiera todavía.- dije tristemente
-.Te equivocas.- dijo mientras entrelazaba su mano con la mía.-. Eres una persona maravillosa, simplemente no aprovechamos los momentos.-
Mis ojos comenzaban a cerrarse en el momento que no quería, el momento esperado, se me escapaba, despidiendome de la vida. Sujeté lo mas fuerte que pude nuestras manos entrelazadas. Gabriel se acerca hacia mi y me da un ultimo beso en la frente. "Por favor, dame un momento más." Decía para mi misma, no podía hablar. Sentí como mis lagrimas salían. Gabriel las secaba con su otra mano. "Solo quiero 5 minutos mas" me dije.
-.Te quiero.- dijo dulcemente.
En mis ultimos 5 segundos, Gabriel roza suavemente mis labios con los suyos. Apreté lo mas duro que pude nuestras manos entrelazados. Oí el pitido de como mi corazón terminaba de de latir. Sonreí.
Nunca había pensado, que al amar verdaderamente a una persona, es amarla con todo su ser sin importar como fuera. Asi fue como Gabriel me hizo sentir. Fue la única persona que le hubiera dado hasta el ultimo pedazo de mi alma mientras el se encontrara a mi lado, regalandome una de sus sonrisas. Amar no es solamente placer y deseo, amar no es solamente besos y cariños físicos. Amar es querer realmente a esa persona donde con tal solo una mirada, te regale de su felicidad. Asi es el amor, y ahora, nunca más podré sentirlo.

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