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martes, 14 de febrero de 2012

Cuando él viene, el fuego no se queda atrás


                 Cuando aquel chico iba entrando por la puerta del bar, a pesar de que estábamos en el invierno, una  ola de calor invadió el establecimiento, él era un Adonis griego, era simplemente perfecto, quizás era hijo de Zeus  o fue concebido por Afrodita, ese rubio de ojos verdes, alto y fornido llamó la atención de todas las mujeres presentes, con ese traje de seda se veía tan ardiente y provocativo. Me apetecía tener un chico así en mi cama; un año de estar rodeada por puros plebeyos ameritaba la presencia del príncipe en mi habitación.

                  Cuando el llegó a la barra, por simple coincidencia se sentó  a mi lado, llamó al mesero y le pidió algo muy peculiar; una manzana fresca y de color rojo. El mesero llegó con la manzana, se la entrego y se fue, el chico tomo la manzana y antes de comérsela, me observo muy bien, se mordió el labio de una forma muy tentativa y luego comenzó a devorar  ferozmente la diminuta manzana.

                  Pasaron 2 horas y por algún extraño motivo no me había levantado de la barra y él tampoco.

-        Linda ¿Cómo te llamas?- dijo aquel rubio
-        Persénofe, es un placer. Y tu nombre ¿Cuál es?
-        Demián Ferlucci, cariño. El placer es mío- dicho esto me guiño el ojo

            Estuvimos hablando hasta las 2:00 de la mañana, el se ofreció a llevarme a mi departamento. Salimos del bar y nos acercamos hacia su lamborghini  negro, íbamos rumbo a mi departamento cuando él me sonrió y sucedió algo muy inesperado, comencé a sentir como revoloteaban mariposas en mi estomago, esto era nuevo, con ninguno de  los hombres con los que había tenido una buena noche me había pasado esto; sin embargo opte por no prestarle mucha atención a eso, y seguí utilizando un lenguaje no verbal muy coqueto. Cuando llegamos a la puerta del departamento, supuse que se despediría de mí y que no había conseguido nada. Pero  interrumpiendo mis pensamientos, él dijo:

-        Sé que estas ardiendo del deseo por dentro y necesitas estar conmigo
 
            Dicho esto se abalanzó hacia mi y me beso apasionadamente, entramos al departamento de manera torpe sin separarnos, tropezando con todo, hasta que llegamos a mi habitación, abrí la puerta y él directamente me lanzo hacia la cama. La intensidad y el deseo iban aumentado a medida que él se disponía a realizar cosas más atrevidas y salvajes, fue una noche que jamás olvidare, tan ardiente, tan sensual y extrañamente tenía la sensación de haberme entregado por amor, aunque es totalmente una locura, así lo siento. Cuando por fin esta serie de raros pensamientos dejaron de invadir mi mente, pude  dormir.

            Al despertar me dí cuenta de que Demián no se encontraba en la habitación, así que fui al baño para tomar una ducha, pero antes de hacerlo me dispuse a mirarme en el espejo y pude notar que tenía unas grandes marcas en el cuello de color morado, era tan oscuro, parecía negro, me preocupé mucho ya que encontré más de estas marcas en muchas zonas de mi cuerpo, era como si un animal salvaje me hubiera golpeado, mi espalda estaba arañada, parecía que un tigre me clavo sus filosas garras, mi cuerpo estaba muy maltratado y no conseguía una explicación lógica para esto. Al salir de la ducha me dispuse a vestirme y luego me puse a buscar a Demián, pero no estaba, no había ningún rastro de él.

            Así pasaron los días, el único hombre que me había hecho estremecer con tan solo una mirada, con tan solo una caricia, había desaparecido, la tierra se lo había tragado. Mis noches eran frías, no podía dormir bien; ya que cuando por fin  mis parpados se cerraban soñaba con esa noche llena de pasión y deseo. Estaba desesperada no sabía a quien recurrir para encontrar a ese joven  que me robo el corazón con tan solo una noche de placer.

            Los segundos se convertían en minutos, éstos  se hacían horas, y así seguía pasando el tiempo, éste seguía corriendo sin control, mientras mi vida se derrumbaba poco a poco. Pero la pregunta es ¿Por qué? Si tan solo pase una noche con el, no es posible enamorarse de alguien de esa manera ¿o sí?. Es imposible que esto me este pasando, que  la agonía me este matando por que necesito ver otra vez a un hombre que ni siquiera conozco, tan solo tuve un buena noche con él; aunque en estos momentos eso ni siquiera yo me lo creo, él tenía algo diferente a los demás, ese algo que llego a encender un fuego inmenso en lo que algunos llaman corazón.   

             Hoy se cumplen dos meses desde aquel viernes. Me preparé mentalmente para salir, ya que desde que él desapareció no había querido salir, regrese al mismo bar de aquella vez y le pedí al mesero un whisky este me lo entregó enseguida; extrañamente comencé a sentir como la temperatura se elevaba bruscamente, mi cuerpo empezó a transpirar y cuando me di vuelta, él se encontraba detrás de mi. Como en el encuentro anterior, pidió una manzana roja he hizo los mismos gestos, la única diferencia era que al verlo, mi corazón se aceleró de manera inesperada.

- Hola preciosa ¿Cómo has estado?
- Hola Demián, bien – que mentira tan grande-. Y tu ¿Qué has hecho en estos meses?
-  Me alegra, he estado supervisando a mis empleados. Persénofe debemos hablar, necesito comentarte algo. ¿Podemos ir a otro lugar?
- Por supuesto, vamos a mi departamento


            Unos minutos después nos encontrábamos sentados en la sala de mi hogar, yo estaba preparando un poco de café, mientras el me esperaba sentado en el sofá.  Cuando me senté junto a él y le dí una taza negra de café,  comenzó a hablar.

-                                Persénofe, he venido hasta aquí, por que tu llenaste esa noche un vacío de mi vida, no fue solo el placer; sino los sentimientos que poco a poco se fueron dibujando en tu cama, más allá del deseo, más allá de lo carnal. Esa noche, en mi corazón comenzaron a nacer nuevos sentimientos
-                                Tú también has dejado tu huella marcada en mí ser.
-                                Preciosa, estoy aquí con el fin de hacerte una confesión: yo soy eterno, soy el Dios de la Muerte, el ser que posee los siete círculos del infierno, el amo y señor del inframundo, hermano de Zeus y de Poseidon,  yo soy Hades el dios de las tinieblas.
Me arrodillo ante ti, mi dulce y preciosa doncella, para que aceptes mi sentimientos, necesito que consideres estar conmigo, ya que por ti, he de hacer cualquier cosa, es por eso belleza que te propongo lo siguiente; ven a gobernar conmigo el inframundo, se mi esposa y prueba el dulce néctar de lo prohibido que es lo que te permitirá hoy estar conmigo 

-                                Yo no sé que decir. - dicho esto enmudecí
-                                Antes de que empiece a amanecer y vuelvas a tu vida habitual, debes comprender que entre los dos todo ha sido puro y natural.
-                                ¿Puro y natural? ¿Acaso tú consideras una noche de pasión algo puro?
-                                 Puede ser que yo sea el demonio, pero de igual forma puedo sentir y sé que lo que se plasmo en mi corazón esa noche no fue solo un acto sexual, se que para ti tampoco, solo que ahora tú no puedes entender que has sido mía solo una vez,  para ti somos como el fuego de noche y  la nieve de día, pero cuando comprendas que es amar de verdad sabrás lo errada que estas- dicho esto bajo, bajó su  mirada y en un abrir y cerrar de ojos este se esfumó-

            Una lágrima comenzó a correr por mi mejilla y un sentimiento de vacío invadió mí ser.


-Guada-

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